miércoles, 11 de julio de 2007

Dedicado a...

… un hombre que demostró tener dos huevos y al que siempre admiraré profundamente…


Sus palabras reflejan principios a los que se mantuvo fiel. Compromiso, fuerza, honor y valentía. Salvador Allende permaneció en su puesto hasta el final como los auténticos capitanes de los barcos que se hunden, incluso siendo consciente de que ya quedaban pocos minutos. Cayó en el Palacio de la Moneda asesinado por el dictador chileno con apellido de mentiroso, Augusto Pinochet. Ójala hubiera más personas como él... Y menos como aquel otro, que cargaba con miles de muertos en su espalda y podía dormir tranquilo (o no).

Sin nada más que decir, sólo añado el poema que Mario Benedetti escribió en honor del presidente chileno:


"Allende"
Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama,
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia,
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar mas para seguir matando,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza,
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa,
una armada, una hueste, una brigada,
tuvieron que creer que era otro ejercito,
pero el hombre de la paz era tan solo un pueblo
y tenia en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios mas tanques mas rencores
mas bombas mas aviones mas oprobios
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse siempre a la muerte
matar y matar mas para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad,
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lástima que cada vez queden menos como él. Y los que prevalecen, generalmente sufren la misma suerte que Allende.

Anónimo dijo...

sí, es una pena...