martes, 27 de noviembre de 2007

"Te quiero, te quiero...

... Lisa, despierta."

Le dice Johnatan cuando se acercan las cámaras. Es de noche y la calle encierra peligros que sólo ellos conocen y de los que sólo ellos saben protegerse. Johnatan es un joven que vive en Mwanza, a orillas del lago Victoria. En sus dibujos los niños duermen en la calle, los esqueletos de aviones siniestrados conviven con las personas, las peleas son habituales... Y la realidad no es distinta. Sus ojos reflejan algo que no sé explicar. Hay ternura, sabiduría, esperanza... y a la vez, profunda tristeza. Las palabras de Johnatan, con las que titulo este post, son la única muestra de humanidad (entendida como sensibilidad humana) en una sucesión de escenas que no pueden dejarte indiferente.

"La Pesadilla de Darwin" (Darwin's Nightmare) dirigido por Hubert Sauper (2004). Una pesadilla cotidiana para miles de personas: pescadores, huérfanos y prostitutas obligados a compartir sus días con el hambre, el SIDA o el tráfico de armas. Ciento siete minutos que nos muestran la cara más terrible de la globalización. Una bofetada que nos tira al suelo y nos pone frente a una realidad que me ha dejado sin palabras y con un tremendo sentimiento de culpa e impotencia. Un documento revelador y sobre todo, necesario.

Y es que, cuando impera la ley del más fuerte no hay más leyes que esa. El pez grande se come al chico y en este caso, es la perca del Nilo (especie introducida artificialmente en el lago Victoria en la década de los sesenta) la que ha devorado a las especies autóctonas. El voraz animal se ha convertido en la principal fuente de ingresos del país. Los aviones aterrizan en el aeropuerto de Mwanza constantemente. A pesar de que la mayoría afirma que llegan vacíos, algunas voces denuncian el explosivo cargamento que transportan. Pero los pilotos hacen la vista gorda y los políticos evitan preguntas incómodas.

Y la vida sigue, en Tanzania y en el resto del mundo. Comienza un nuevo mes. "You're part of the big system" leo en el calendario que cuelga de una pared de la fábrica que aparece en el documental. Un Big System que oprime y que asesina. Que no sólo tolera las injusticias, sino que las fomenta. Un Gran Sistema que antepone los beneficios a las personas y las aplasta con mecanismos capitalistas. En definitiva, un sistema que mata de hambre a unos, mientras otros engordan sin parar.

Todo esto resulta cuanto menos paradójico. Cientos de toneladas de este pescado alimentan diariamente a dos millones de blancos, mientras que allí tienen que conformarse con lo que no se llevan los camiones (está prohibido pescar para consumo propio). Sólo quedan cabezas y raspas. El resto, limpio y preparado para volar a Occidente, ha aumentado tanto de valor que no pueden permitírselo. Por si no fuera poco, ni siquiera se desaprovecha el plástico procedecente del envasado. Los niños obtienen con él una cola que les aleja de sus trágicas realidades, de los abusos a los que están sometidos...

"La pobreza es un círculo vicioso", reconoce un maestro que malvive entre barcas destartaladas. Si tus padres son pobres, tú lo eres y tus hijos lo serán, viene a decirnos. Abruma la facilidad con la que hemos asumido todo esto. Quizá porque nos ha tocado nacer en el lado bueno, quizá porque no sabemos qué hacer ante algo que se nos escapa. Pero no podemos acomodarnos tras este argumento. No hablamos de cifras ni de porcentajes, ¡hablamos las personas! ¡Seres más humanos que los que se reúnen en los despachos de Bruselas! África agozina. Las causas: hambre, SIDA y perpetuas guerras que se alimentan con munición occidental.

Tras esta pesadilla, solo pude sentir una cosa además de indignación e impotencia. Me sentí afortunada... Pensar en los regalos de navidad, hacer un viaje después de los exámenes de Febrero o sacarme el carnet de conducir parecen ahora trivialidades insultantemente vergonzantes y por supuesto, prescindibles. Aún así, mañana me despertaré en una cama confortable, me ducharé con agua caliente y volveré a mirar a los ojos a un mundo que llora y al que sin embargo no sé cómo ayudar.

Sí, me siento muy muy afortunada y lo único que puedo decir es gracias...

miércoles, 21 de noviembre de 2007

No es un adiós...

No podía creerlo, no quería...

Acabo de leer que Fernando Fernán Gómez ha muerto y, sin embargo, me resisto a asumir que el verbo que acompaña a su nombre está en pasado. Se va... Corrijo. Se ha ido uno de los grandes. Ochenta y seis años han sido suficientes para dejar una huella que tardará mucho, mucho tiempo en borrarse [si es que lo hace]. Un hombre polifácetico: actor, director, escritor, guionista... Nadie discute que tras una barba en su día pelirroja y esos ojos claros se escondía un Artista con mayúscula. Y digo artista en el mejor sentido.

Irónico, idealista, temperamental... Era irremediablemente imprevisible. No lo conocía, pero le admiraba. Quizá eso es lo único que explica que, sin poder evitarlo, haya estado llorando. Llevo un rato intentando encontrar una película, un personaje, un libro o una frase. Algo. Pero es tan difícil... Me gusta imaginarlo como el Abuelo que nunca tuve, o mejor dicho, que nunca conocí.

El genio sale de escena y ahora toca bajar el telón. Estés donde estés... ¡Hasta siempre!

martes, 13 de noviembre de 2007

Martes y trece

¿Mala suerte?

Me da igual lo que piensen esos idiotas supersticiosos... No tengo tréboles de cuatro hojas, ni una moneda de cinco duros en el llavero, ni estampitas en la cartera. Me gustan los gatos... ¡negros! [Sería del único color que tendría uno.] Nunca cruzaré la acera por no pasar debajo de una escalera. He roto miles de cadenas, tanto por correo como por mail y varios espejos... sin acumular años de mala suerte o morir atropellada. Barro la sal que se me cae al suelo sin lanzar un puñadito por encima del hombro izquierdo. Y hablando de izquierdos, no tengo un mal día si me levanto con ese pie. No me ha pasado nada por abrir el paraguas en casa y me jode cuando pierdo un guante, no por la supuesta mala suerte sino porque es difícil encontrar otro par que me guste. Sonrío a los tuertos y el color amarillo es mi favorito.

Así que hoy es martes y trece, ¿y qué?

Tres consejos...

... ¿para bloggers?

Ayer leí el comentario que Esther me dejó hace unos días. [Vale, tendría que meterme más a menudo...] Y pensé: ¡¿Un meme?! ¿Qué es eso? Por lo que he leído, se trata de 'conversaciones' que proponen algunos bloggers y que se van propagando entre la blogosfera. Algo así como una cadena, además de un marroncillo. ¡Jeje! En este caso, consiste en dar tres consejos para escribir un blog [¿Consejos? ¿Yo? Con lo mal que se me da eso...] En fin, manos a la obra.

Uno.- ¡Este blog es mío! Sí, pero ten en cuenta que no es sólo para tí. Nunca sabes quién terminará leyendo lo que has escrito. Debe ser algo personal. Así que ya sabes, puedes postear sobre lo que te apetezca, pero trata de que sea algo realmente posteable. No aburras con los mismos temas y siempre que sea posible, acompaña al texto con una imagen o con un vídeo. ¡Ah! Y evita las faltas de ortografía, que no estás escribiendo un sms...

Dos.- Intenta ser constante. La blogosfera va creciendo y tu blog también debería hacerlo. Lo sé, es difícil escribir con cierta regularidad... Al menos, a mí me cuesta bastante, pero es algo que me propongo cada vez que entro en el blog. ¡Je! Mi propósito: Pasar por aquí un par de veces a la semana.

Tres.- No olvides a los que te leen. Es importante mantener un feed-back entre el blogger y los lectores. Yo tardé un tiempo en darme cuenta. Ahora siempre intento contestar todos aquellos comentarios que planteen alguna cuestión, que pidan aclaraciones... Y una última cosa, no estoy muy de acuerdo con eso de moderar los comentarios. Todos pueden leer, ¿no? Pues todos deberían poder opinar.

No tengo nada más que decir. Únicamente, cuáles son mis nominados: Mi mundo paralelo y A través de la ventana. Ale, chicas, que no vale escaquearse.

sábado, 10 de noviembre de 2007

¡Uf!

...

Hoy es un día raro... De esos que empiezan a las tres del mediodía y el mal cuerpo te recuerda a cada rato los excesos del día anterior. Pero, ¿día solamente? Lo nuestro son ya maratones... Como diría Laura, ¡madrechita! Intentaba hacer memoria ahora de porqué terminamos el martes en el DonJa, el miércoles en L’Antigua, el jueves en La Galería hasta las mil...

Me duele la cabeza y creo que tengo que buscar un trabajo. Todo gracias a [o mejor dicho, por ‘culpa’ de] mis chicas cerveceras, con sede oficial en el Romiluz y sorpresas a partir de la tercera ronda. Jajaja! Estamos de acuerdo en que nos gusta la cerveza y en que desde que empezó el curso nos lo estamos pasando genial, pero existe un límite... ¡¿NO?! Tiene que haberlo y debemos encontrarlo. Por lo pronto hemos descubierto, además de un buen número de garitos, una nueva forma de medir el tiempo:

- ¿Cuándo hemos llegado a este bar?
- Hace unas cuatro cañas...

Así que, ¿para qué queremos relojes? [Sin comentarios]. Pero que sepáis que empezaré a preocuparme cuando Marta grite, entrando por la puerta, “Lo de siempre, jefe!” Jaja! Hasta entonces... Los jueves son sagrados.

[Esperando a que Laura se digne a pasar de una vez las fotos...]